Este enfoque representa una frontera avanzada en el campo de la psicoterapia, destacándose por su énfasis en la integración de los aspectos espirituales y trascendentes de la experiencia humana. Este tipo de asesoramiento va más allá del enfoque tradicional en la mente y las emociones, explorando la profunda conexión entre lo personal y lo transpersonal, lo material y lo espiritual.